En este día que nuestra Iglesia celebra la Solemnidad de Todos los Santos, recordamos una vez más que ser Santos si es posible. Ya lo decía Santa Teresita del Niño Jesús “Dios no puede inspirar deseos irrealizables”.
Santos niños, Santos jóvenes, laicos Santos, Santos amigos, Santos religiosas y religiosos, sacerdotes Santos, amistades Santas, Santos noviazgos, Matrimonios Santos y familias Santas. Toda vocación es un camino de santificación, “nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana” (Papa Francisco, 2018). Se derrite el corazón al pensar que tal estado de gracia es posible, de la mano del mas Santo de los Santos. El mismo que nos dijo “Sean Santos, porque yo, Yahvé, su Dios, soy Santo” (Lv 19, 2).
San Jerónimo, Santa Teresa de Calcuta, San Juan Bosco, Santa Teresa de Jesús, San Juan Pablo II, Santa Laura Montoya, San Pio de Pietrelcina, Santa Mónica, son solo unos cuantos ejemplos de los miles de Santos proclamados por nuestra Santa Iglesia Católica. Sus testimonios de vida nos alientan a no detenernos en nuestra lucha, nos animan a seguir combatiendo el buen combate de la fe (1Tm 6, 12).
Aunque nuestra vida no sea perfecta, en medio de nuestras imperfecciones y caídas, podemos seguir adelante y agradar al Señor, que ante todo es un Padre misericordioso. El Espíritu Santo ilumina los medios de santificación a las personas que quieren llegar a la santidad; invitando a las almas a seguir a Cristo, imitando su santo ejemplo, venciéndose a sí mismo y aceptando con paciencia las adversidades*. Para esto, no estamos solos, estamos acompañados, rodeados, protegidos y somos conducidos por una muchedumbre de Santos, que son los amigos de Dios (Benedicto XVI, 2005) y también son nuestros amigos.
Hoy, es un día para agradecer al Señor por todos los Santos, que, desde la presencia de Dios, nos animan a ser los Santos de la puerta de al lado, Santos de lo cotidiano, cumpliendo el mandamiento más importante: El amor. Ya nos dijo Jesús: “Este es el mandamiento mío: que se amen los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 15, 12). Pidámosle al Señor, que en nuestro camino a la santidad podamos de Él aprender saber amar: “Señor quiero ser Santo… Señor, Enséñame a amar como tú”.
Referencias.
Francisco, P. (2018). Gaudete et exsultate: Exhortación apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo actual.
Benedicto XVI, Homilía en el solemne inicio del ministerio petrino (24 abril 2005): AAS 97 (2005), 708.http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato.html
*El Combate Espiritual. P. Lorenzo Scúpoli.