Por Lore Rodriguez

Fuimos creados por amor, a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 27-28), quien nos  invita a que siendo como Él, vivamos en el amor (Efesios 5,1-2); y como hijos amados, somos portadores de esa gracia y ese amor especial para expresar nuestro amor a los demás y de igual forma acogerlo y recibirlo. Casi sin darnos cuenta, al cultivar el amor en nuestro diario vivir vamos llenando nuestro tanque emocional viviendo relaciones que nos generan paz y armonía. Sin embargo, en ese caminar, muchas veces caemos en el error de buscar que nos quieran siempre en una forma particular o incluso ponemos en  duda las expresiones de afecto del otro, pues no nos sentimos cómodos o representan un insulto. Pretendemos así que nos demuestren amor de una forma determinada -como caricias, regalos, o palabras bonitas- y por exigir o esperar las muestras de afecto que deseamos, corremos el peligro de ignorar completamente las que si nos dan, y hasta podemos creer que una persona no nos ame. Por eso hoy te traemos los 5 lenguajes que existen para expresar ese amor, ya que conocerlos y entenderlos, nos evitarán sentimientos de frustración y malos entendidos que deterioran nuestros lazos afectivos y no nos dejan realizarnos plenamente en la vocación para la que hemos sido creados, “la vocación al amor”*

En sus libros, el Dr Gary Chapman*, nos ayuda a comprender un poco más esta dimensión, pues si bien el amor es universal, lo entregamos y recibimos mediante estos 5 lenguajes muy específicos: (1) palabras de afirmación, (2) regalos, (3) actos de servicio,  (4) tiempo de calidad y (5) toque físico. Dependiendo de la historia de vida, cada persona tendrá una o dos maneras de expresar el amor con las que se siente más cómoda, mientras que otras le pueden resultar más difíciles. A continuación, te contamos un poco de cada uno de estos lenguajes.

  • Palabras de afirmación

Cómo no encontrar verdadero amor por medio de las palabras, si hasta el mismo Dios en el principio nos afirmó: Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno (Génesis 1, 31). Él iba creando y bendiciendo, y es que expresar el amor por medio de las palabras es decir bien al otro, resaltar su bondad y demostrar la admiración que le tenemos. La angustia deprime el corazón del hombre, pero una buena palabra le alegra (Pr 12,25) y por eso quienes reciben el amor de esta forma, con nuestras palabras de motivación o elogios pueden sonreír y sentirse amadas. Por el contrario, la ausencia de la afirmación verbal, lo pueden interpretar como falta de amor. A las personas que se sienten más cómodas con este lenguaje, les es muy fácil alentar a su prójimo o demostrar sus sentimientos frecuentemente con sus palabras. Estas, nacen de un corazón honesto que se interesa por el otro. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque, para estas personas, las palabras hirientes pueden tener un efecto más fuerte que para los demás. El tono, también es un factor que puede agravar o suavizar una situación. No solamente son las palabras, sino la forma en que las decimos. Una verdad dicha a gritos incluso suena a mentira, condenación o juicio. No podemos excusarnos en que somos toscos, más aún cuando la persona que amamos se identifica con este lenguaje. Si reconocemos el valor del otro como hijo de Dios, y reflejo de Él, por amor y con la gracia del Espíritu Santo, es posible aprender a ser cada vez más asertivos al hablar.

  • Regalos

Muchas personas esperan fechas especiales o comerciales para tener un detalle como expresión de amor. Sin embargo, para quienes reciben y dan amor de esta forma, todos los días son especiales y cada detalle nace de un corazón enamorado. Los regalos son una expresión externa de lo que sucede en el interior. Hay que entender que esto no implica que gastemos grandes sumas de dinero en demostrar el amor, ya que pequeños y sencillos regalos pueden hacer la diferencia. Quien se siente identificado con este lenguaje de amor aprecia el gesto de pensar en la necesidad o deseo de su corazón, y este gesto o detalle es muestra de que se estuvo pensando todo el día en la otra persona, y se materializó en forma de un regalo, un regalo que se traduce en entrega y gratuidad. Por eso es importante resaltar que los regalos nunca deben ser una forma de manipulación o transacción de nuestros afectos, entendiéndose así que con regalos no podemos comprar el amor de los demás. Por eso, antes que nada debemos ser conscientes de que somos don, que este lenguaje va más allá de lo material, ya que cada uno de nosotros es un tesoro, y por eso el principal regalo que podemos ofrecer es donarnos a la otra persona, en toda nuestra esencia y corazón. 

  • Tiempo de calidad

Una buena conversación o una tarde de compartir fraterno sin tantas distracciones, son ejemplos de los planes perfectos para quienes su lenguaje de amor es tiempo de calidad. Lo importante para ellos es lograr conectar con el otro. El amor se expresa compartiendo vida y pequeños grandes momentos. Si organizamos nuestras agendas, y nos abrimos a tener conversaciones de calidad, sin máscaras, profundizando en el alma del otro, hablando de emociones, sentimientos o preocupaciones, y escuchando atentamente, estamos dando pasos para aprender a amar con este lenguaje. Muchas veces, compartimos espacios con otras personas, pero realmente no estamos presentes. Al saber esto, podemos aprender a ser cautelosos, pues una persona cuyo lenguaje de amor sea tiempo de calidad, se sentirá posiblemente frustrada o herida, si cuando compartes con ella, no dejas de ver tu teléfono celular y no te permites vivir ese momento; esta persona podrá sentir que ni ella o el tema que hablan, es importante para ti. El tiempo de calidad se traduce en darnos la oportunidad de conocer la realidad del otro y colocar nuestra atención sobre su misterio como expresión de ese gran amor. ¿Qué tan misericordioso estoy siendo con quien amo?¿ Qué tanto estoy poniendo mi corazón en su miseria? Vale la pena gastarse la vida para entender el mundo interior de quien amamos y nos ama. 

  • Actos de servicio

Jesús nos enseña cómo Él siendo Dios y maestro se hace nuestro servidor y así nos invita a hacer lo mismo con todos. (Mateo 20, 26-28). Él, hecho uno de nosotros, en su esencia divina nos refleja cómo debemos ser como humanos, pues sin hacer distinción de clase, posición, o nacionalidad todos como seres humanos estamos llamados a colocar nuestra vida al servicio de los demás. El servicio se entiende entonces como esa entrega y como donación de amor, incluso en las tareas y actividades ordinarias del día a día, desde buscar un vaso de agua, hasta preguntar al otro por una situación difícil poniéndonos a su disposición. El servicio se da de forma libre, sin temor y es un pasar de la teoría a las acciones para demostrar a esa persona especial en nuestra vida cuánto le apreciamos, pues hemos elegido libremente servirle. El apóstol San Pablo lo resume de esta forma: Más bien sírvanse los unos a los otros por amor. (Gálatas 5,13). Es por esto, por amor, que nos negamos a nosotros mismos para servir al otro, con pequeños gestos de estar atentos a sus necesidades o estando junto a aquel que grita por ser escuchado. En un noviazgo, por ejemplo, cuando negamos nuestras pasiones y ponemos por encima preservar y custodiar la virtud de la castidad de nuestra pareja, realmente mostramos con heroísmo lo que es el servicio y la entrega. Sin embargo, no todos crecimos bajo estas enseñanzas de servicio, sino que más bien hemos ido construyendo ideas de autosuficiencia que nos hacen ver a los actos de servicio como una ofensa a nuestra individualidad. El propósito de este lenguaje es mejorar la vida del otro siendo útiles y de esa forma demostrar nuestro amor. 

  • Toque Físico.

Tal vez uno de los lenguajes de amor más sencillos y también de grandes efectos es el toque físico. Desde pequeños, nos acostumbramos al calor y a la cercanía de un abrazo.  Para quienes demuestran o reciben el amor principalmente de esta manera, la presencia y el contacto con el otro es de gran importancia. Gestos como tomar la mano, un abrazo, una caricia, una palmadita en la espalda o un beso, pueden hacer la diferencia.  Si por el contrario, se evita el toque físico, o peor, no se le valora, se puede aislar a la persona y sembrarle dudas con respecto al amor. Este lenguaje siempre busca la forma, el momento y lugar para expresar el afecto mediante el tacto. Sin embargo, no todos los toques son de amor. El toque físico puede fortalecer o dañar una relación por completo. Los golpes, o contactos físicos bruscos, por ejemplo, son expresiones que deberían ser inaceptables en cualquier tipo de relación, pero cuando no sabemos qué más expresar, qué bueno es contar con un hombro o una mano de apoyo.

¿Y tú ya sabes cuál es tu lenguaje de amor? Definitivamente la aventura de amar tiene como gran riqueza esta diversidad y conocer a nuestra familia, a nuestros amigos o a nuestra pareja en la forma como entrega su amor o cómo le gusta recibirlo nos permite una construcción más sólida de nuestras relaciones. La buena noticia es que ¡Todos estos lenguajes se pueden aprender! No te pierdas nuestra próxima entrada en la cual compartiremos estrategias para aprender a amar en todos los lenguajes del amor. 

Quédate siempre con tu verdadero amor, ¡El Amor en Cristo!

 

Referencias

*Santa Teresita del Niño Jesús. Historia de un alma.

*Gary Chapman (1996), Los cinco lenguajes del amor

*Gary Chapman (2005) Los cinco lenguajes del amor para solteros.