Por @andreastefaniapp

Que el alma de un hombre y una mujer se atraigan, conozcan y acepten en una amistad, es una bendición. Si de esta amistad surge un amor más especial, un amor que echa fuera el temor (1 Jn 4, 18), y ambos valientemente toman la decisión de aceptarse y crecer juntos ante el ambiente seguro de un compromiso de noviazgo, es una gracia. Pero que el noviazgo sea un camino de santidad para los dos, y le apuesten a una alianza por la vida, es, en palabras del Papa Francisco casi un milagro, así lo expresó en una de sus catequesis sobre la familia en la que habló especialmente del noviazgo: “Hacer de dos vidas una sola, es incluso casi un milagro, un milagro de la libertad y del corazón, confiado a la fe”. Por eso vivir de la mejor manera esta etapa es tan importante..

Sin embargo, este mundo hipererotizado, ha tergiversado el sentido del noviazgo; muchos comienzan sin tener un norte, creyendo que es una relación para pasarla bien, para conocerse sin mayor compromiso, y para vivir ligeramente la sexualidad. Por eso es necesario recordar cuál es el verdadero sentido del noviazgo.  

El término noviazgo viene del latín novius, que significa nuevo; es decir, si estamos en un noviazgo, significa que estamos viviendo algo que es para nosotros novedad. Es -según el Papa- un tiempo de iniciación, ¿a qué? ¡a la sorpresa!”. Como haber recibido una nueva semilla que debe ser sembrada, cultivada y cuidada, a la espera de que produzca buenos frutos, en el tiempo y la voluntad de Dios. “El noviazgo es un itinerario de vida que debe madurar como la fruta, es un camino de maduración en el amor, hasta el momento que se convierte en matrimonio” (Papa Francisco). Un noviazgo implica compromiso de amor en una sola relación y en esta se tiene que buscar la donación de sí mismo. Es por esto que el noviazgo tiene dos sentidos principalmente:  (1) ejercitarnos para la vida en comunidad y (2) discernir si la persona con la que estamos, es la persona con la que nos gustaría casarnos.*  

1. Ejercitarnos para la vida en comunidad

Muchos dicen que el noviazgo es la preparación al matrimonio, pero en realidad si tenemos vocación al matrimonio, nuestra preparación a vivir esta vocación, empieza desde el primer día de nuestra vida, porque desde ese momento vamos conociendo lo que significa el amor familiar, un amor indisoluble contenido en los lazos de amor de una familia, que es nuestra primera comunidad. Si en nuestro proyecto de vida está formar una nueva familia, es el noviazgo el momento propicio para ejercitarnos y crecer en la vida comunitaria.

Debemos ser conscientes, que nosotros no hemos escogido a nuestros familiares, nadie nos preguntó quiénes serían nuestros padres, hermanos, tíos, primos. Pero, la pareja es y será la única persona de nuestra familia que podemos escoger y para todo el resto de nuestra vida. Asegurémonos de escoger bien.

Ejercitarnos para la vida en comunidad en el noviazgo significa:

  • Ejercitarnos en la capacidad de sacrificio: experimentando un amor que no se da para recibir algo a cambio ¿En  qué podemos sacrificarnos para que el otro sea feliz?. Nos sacrificamos cuando no esperamos nada de nadie, cuando no esperamos ninguna recompensa, porque de otro modo es un falso sacrificio. Capacidad de sacrificio significa conocer cada vez más al otro y aceptarlo por lo que es, sin querer cambiarlo.
  • Ejercitarnos en la sinceridad: La sinceridad es una virtud derramada sobre las almas para poder conocernos tal cual somos, e irnos descubriendo despacio y mutuamente. La sinceridad no es falta de caridad, sino que abre las puertas a la donación, fomenta la amistad esponsal: entre más sinceros somos, más amigos seremos. Cuando hay temor y puertas cerradas al amor, nadie se muestra tal cual es, pero cuando hay confianza las personas se muestran de manera sincera sin máscaras, ni mentiras. Si queremos medir el nivel de confianza en una relación de noviazgo, tendríamos que analizar el nivel de sinceridad que hay entre los novios.
  • Ejercitarse en la paciencia: la paciencia, cuando menos se merece es cuando más se necesita. La amistad hace que surja la paciencia. Ayudamos al otro a mejorar siendo paciente con él, para que mejore en aquello que desea, no haciendo reclamos, ni descartándolo por sus errores o defectos, sino siendo paciente. Debemos ser pacientes con los procesos del otro. Ser paciente ayuda a que la persona logre sus objetivos. Ya lo dijo el Papa,  “la alianza de amor entre el hombre y la mujer, alianza por la vida, no se improvisa, no se hace de un día para el otro”.
  • Ejercitarse en la humildad: En un noviazgo no se necesitan dos personas perfectas, se necesitan dos personas humildes. Tendemos a ser muy soberbios, por eso debemos ejercitar la humildad. Reconocer que todos tenemos la misma dignidad, que juntos vamos creciendo en el conocimiento del otro, nuestras personalidades se van adaptando y amoldando. En un noviazgo, siempre habrá cabida para la corrección fraterna, cuando aparece la corrección fraterna en un noviazgo, es cuando podemos ejercitarnos en la capacidad de ser humildes.
  • Ejercitarnos en la mortificación del carácter: Mortificar nuestro carácter quiere decir explotar lo mejor de nuestro temperamento y hacer que lo peor desaparezca o disminuya progresivamente. 
  • Ejercitarnos en amar con libertad interior: es necesario poder desarrollar un amor sin apegos ni ataduras, vivir de manera tal que si llega el momento del discernimiento, y este es negativo, las personas puedan cortar la relación sin causar daño al alma. Los apegos y sentimientos posesivos, nos desvían de nuestro fin último que debe ser Dios. De Dios somos y a Él vamos, del mismo modo es con nuestra pareja, de Dios es y hacia Dios va. 

2. Discernimiento

No estamos en una relación de noviazgo para cambiar a nadie, sino para conocerla de verdad y aceptarla, conocer a la persona con libertad. Crecemos en nuestra capacidad de amar cuando crecemos en nuestra capacidad de aceptar al otro. Es en el noviazgo cuando podemos discernir si la persona con la que estamos, esa que conocemos cada vez más, es la persona con la que queremos casarnos. Por eso para este punto, te presentamos unas pautas claves para el discernimiento.

  • ¿Es una relación en Dios?: Dios lo que quiere de nosotros es la felicidad plena y una relación que tiene a Dios en el centro, es una relación construida sobre la roca. Es importante reconocer además, si nuestra pareja está en un proceso de conversión real. La única manera de saberlo es observar su vida, cómo trata a su familia, cómo se desempeña en su trabajo o sus estudios; porque los procesos de conversión verdaderos trascienden toda la vida. 
  • Reconocer banderas rojas: En el noviazgo no debe ser aceptado ningún tipo de violencia. Si nuestra pareja nos está anulando, si sentimos que ha sido brusco/brusca a nivel emocional o físico, si nos ha humillado, tratado con cruel indiferencia, si busca opacarnos, ¡ya se acabó el discernimiento, esa no es la persona!. Pensemos en el futuro, si una persona es violenta en un noviazgo, será el doble en un matrimonio y al final los más afectados con la violencia son los hijos y será una familia construida en la infelicidad.
  • Escuchar a los amigos y familiares cercanos: las personas que están fuera de la relación y que sean de tu entera confianza, pueden ser buenos consejeros porque pueden ver mejor lo que sucede desde afuera. 
  • Analizar cómo se está viviendo la sexualidad: considerar si han podido llevar su relación en castidad, si han crecido en la capacidad de encauzar sus impulsos sexuales hacia un amor verdadero. Una persona lujuriosa en el noviazgo, será probablemente infiel en el matrimonio. La castidad da claridad, es importante conservarla en la relación, porque cuando le das carne a un león, ya después no le puedes dar lechuga. Como dice el Papa: “el noviazgo fortalece la voluntad de custodiar juntos algo que jamás deberá ser comprado o vendido, traicionado o abandonado, por más atractiva que sea la oferta. no podemos tratar los vínculos de la carne con ligereza, sin abrir alguna herida duradera en el espíritu (1 Cor 6, 15-20)”.
  • Incluir a la familia en el discernimiento: el discernimiento debe incluir a la familia, porque cuando nos casamos, lo hacemos con todo el paquete de la persona. Entonces, es bueno analizar que hay en esa familia que puede afectar el noviazgo o una futura relación matrimonial. Es importante también abrirnos a amar a la familia del otro, amar a los suegros como son, por eso tenemos que estar presentes en la vida social de esa persona. Tengamos en cuenta que la mayor manifestación de amor de un novio y novia, es amar a los papás del otro como si fueran sus propios papás.

Formar una relación de noviazgo es una bendición y una gracia que da el buen Dios, es un regalo que debe ser cuidado y tomado en serio, por eso siempre recordemos el verdadero sentido que tiene un noviazgo, porque una bendición al no cuidarla, desvalorarla y dañarla puede causar daño, y convertimos una bendición en maldición. Suena extremo, suena triste, suena fuerte, pero es real. 

Cerramos con una palabras de nuestro Sumo Pontífice: en otros términos, el noviazgo es el tiempo en el cual los dos están llamados a realizar un buen trabajo sobre el amor, un trabajo partícipe y compartido, que va a la profundidad […] Que cada pareja de novios piense en esto y uno le diga al otro: «Te convertiré en mi esposa, te convertiré en mi esposo». Esperar ese momento; es un momento, es un itinerario que va lentamente hacia adelante, pero es un itinerario de maduración. Las etapas del camino no se deben quemar. La maduración se hace así, paso a paso” Unámonos en oración por los noviazgos del mundo entero, y los futuros noviazgos, para que viviendo el verdadero sentido sean de bendición para las almas y para la iglesia.  

 

Referencias:

*Papa Francisco, audiencia general Miércoles 27 de mayo de 2015. http://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2015/documents/papa-francesco_20150527_udienza-generale.html

*Charlas “El sentido del noviazgo I y II, César de la Espriella, Retiro de Noviazgos 3-6 de Enero 2020. Organizado por Noviazgo para más .