Por Jessica Altahona Páez y Luis Carlos Nobles Muñoz @mluisknobles @jekaenamorada
Muchos conocemos la popular fábula de “La libre y la tortuga”, en la cual la liebre muy engreída por sus habilidades, reta a la tortuga a competir en una carrera, y la liebre muy confiada de ganar, se detiene en el camino a descansar un rato. No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera! Ese día la liebre aprendió grandes lecciones, por ejemplo no ser tan confiada ni quedarse dormida en los retos de la vida*.
Hablando de quedarse dormida y los retos de la vida, empecemos a abordar realmente el tema. El noviazgo es un reto, un gran reto en donde dos recorren un camino que trae subidas, bajadas, señales y múltiples obstáculos que ayudan a madurar el amor y poder cumplir sus metas. Una de ellas, el matrimonio, si en medio del discernimiento, se inclinan hacia fundir sus proyectos de vida en uno solo. Durante ese camino tan hermoso, es normal soñar (dormidos o despiertos) con ese deseo tan anhelado en donde los dos compartirán una vida y pasarán momentos muy románticos, agarrados de la mano, disfrutando del cariño que se tienen. Pero a veces, queriendo alcanzar ese sueño y “confiando” en que están listos para vivir experiencias diferentes -que creen que pueden unirlos más-, surge una propuesta muy tentativa: y… ¿si te quedas qué?
Bueno, vamos a contextualizar por si hasta este punto no nos hemos dado a entender, imaginemos la escena: estamos juntos en alguna de las dos casas, nos hemos quedado solos porque el resto de la familia salió de viaje, se hace de noche y tenemos el permiso para que el otro se quede a dormir. Otra escena, en donde vamos de paseo con nuestra pareja y un combo de amigos por varios días, nos hospedamos en un hotel, no pedimos habitaciones separadas y de repente suena en el restaurante bar del hotel, una sutil melodía con letra de fondo que dice: ¿Y si te quedas esta noche? ¿Y si me abrazas en la cama? ¿Y si encaramos por fin tantas ganas de ser los testigos de nuestras mañanas? (léase cantando por favor) luego de eso, tomamos la decisión de quedarnos a dormir juntos en la misma habitación y en la misma cama.
Si tenemos un noviazgo que busca la santidad y tiene como propósito vivir la castidad, está claro que ese “¿si te quedas qué?” solo puede implicar, como la liebre, quedarse a dormir en el camino, con la idea de que “no va a pasar nada” “tenemos la certeza de que vamos a ganar y llegar a la meta como lo hemos soñado” “no vamos a caer en la tentación porque hemos orado lo suficiente para mantenernos” “los rosarios y las eucaristías que hacemos nos ayudan a ganarle a todas las tentaciones”.
Pero, pensemos realmente ¿Qué nos mueve a tomar esta decisión de pasar la noche juntos, sabiendo que está el propósito de guardarnos hasta el matrimonio?
Podríamos pensar ¿Cómo puede estar mal eso? O ¿Quién nos va a ver?, nos amamos profundamente que solo vamos a dormir abrazados, si las demás parejas lo hacen y siguen disfrutando su relación como si nada hubiera pasado. ¿Será que en ese momento somos como la liebre que confiamos en nuestras seguridades? nos quedamos a dormir en el camino pensando que vamos a poder despertar justo a tiempo y ganarle a la tortuga: la tentación.
Si son de los que creen que es normal y no es mayor tentación quedarse a dormir juntos una o varias noches, porque creen que no pasará nada de lo cual se puedan arrepentir, permítenos decirte estas razones que pueden despertarlos a tiempo o más bien evitar que se queden dormidos, para así, caminar con inteligencia hacia la meta de la santidad, porque el hecho de que no haya “pasado nada malo” no quiere decir que esto haya sido “una gran hazaña”.
Primera razón: están tentando al pecado, como dice el adagio popular “están jugando con candela” porque se busca intencionalmente estar cerca de la ocasión del pecado. Es cierto que la oración, eucaristías, rosarios y todos los actos de piedad fortalecen el espíritu pero esa gracia no quita la condición humana que incita a la carne a satisfacer sus deseos, hay que entrenar la voluntad con la inteligencia. Al estar consciente de la situación de riesgo estamos diciendo internamente “Podemos más que el enemigo” o incluso podríamos estar abusando de la Misericordia de Dios al pensar muy en el fondo que “si caigo me confieso y sigo normal”, sabemos que eso no está bien porque al pecado hay que huirle, no, coquetearle.
Segunda razón: Tal vez ya lo has hecho o conoces parejas que han dormido juntas más de una vez donde no pasa nada, puede ser cierto que no pase nada externamente pero internamente hay un sinnúmero de sensaciones o pensamientos queriendo salir a flote cuando se tiene la persona de la cual se está enamorada al lado, mucho más estando a solas.
Probablemente la mujer puede pensar que es muy tierno que su novio esté respetándola aún en esa situación, pero es posible que el hombre esté esperando solo una señal para pasar al siguiente nivel. Hasta puede haber ciertas condiciones que intensifiquen las sensaciones y el deseo de estar más juntos, como el frío de la madrugada, la comodidad, el cerebro con sueño que en ocasiones no razona sino que solo responde a los instintos, por lo tanto buscar intencionalmente la ocasión de pecado ES pecado.
Tercera razón: Es pecado de escándalo, no precisamente porque haga entrar en shock a las personas, el escándalo es vivir de tal forma que cuando la gente vea tu vida, lo que pensaba que era malo ahora piense que es bueno o al contrario, lo que pensaba que era bueno ahora piense que es malo. Entonces volvamos a la escena, son una pareja que practica los principios cristianos, están en el hotel con los amigos, esos amigos se percatan que ustedes van a dormir solos en su habitación, ellos no saben que ustedes no tienen la intención de hacer nada más que dormir, así que ahora ellos pueden pensar, “si los que aman a Cristo hacen eso entonces no puede estar mal, tal vez sea algo bueno”.
Y ustedes pensarían que “no es nuestra responsabilidad dar testimonio a toda la gente” o “no es mi responsabilidad cuidar sus almas” recuerden que Jesús dice en su palabra: “Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!” (Mt 18,6 -7) así que es mejor pensar ¿Qué mensaje les estamos dando a los demás con nuestras acciones? Porque la palabra de Dios es clara y Jesús toma el pecado de escándalo así de serio.
Es verdad que no podemos dar a toda hora explicación de lo que se hace o no se hace, puede que haya personas que malinterpretan gestos o acciones pero en la vida de un cristiano hay momentos y decisiones concretas que se reservan para el tiempo indicado y aún más en estos tiempos, donde no basta con creer, hay que esforzarnos por ser creíbles, no basta con tomar una buena decisión, hay que tomar decisiones sanas y santas. Porque el noviazgo no es cualquier camino, es aquel en donde se forja la libertad con sacrificio y amor hacia el matrimonio, que requiere la preparación que se merece, como ese sacramento que nos lleva al cielo, bien dice Pablo:
“Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita” (1Cor 9,25)
No estamos solos en esta carrera tampoco es nuestra intención condenarlos, sabemos que hay tropezones, resbalones, como también señales que te ayuden a surgir, así que podemos aprender juntos, por ello queremos invitarte a seguir leyendo este blog, porque en la próxima entrada te daremos unos consejos para que te quedes, pero no en la noche a dormir sino todos los días vigilantes con la lámpara encendida, avanzando en el camino.
Referencias
*(“Guía infantil. Com”)
*https://www.amafuerte.com/post/la-confesión-no-hace-magia
*https://www.youtube.com/watch?v=Xff4iDFMDb4&list=LL&index=99&ab_channel=AscensionPresents