Por @ooviedoali

En estos tiempos, es muy común escuchar en conversaciones de adolescentes, jóvenes y adultos, que la mejor manera de demostrar el amor hacia alguien en un noviazgo es entregando el cuerpo en una relación sexual.  Telenovelas, programas de televisión, y películas, parecen afirmar en cada escena que el culmen de manifestación de amor en un noviazgo es a través del sexo; limitando así la verdadera expresión del amor, y el verdadero sentido de la entrega del cuerpo. Estamos cerca a vivir la solemnidad del Cuerpo de Cristo, y es precisamente el mismo Cristo, quien nos enseña lo que es el amor, y la entrega total del cuerpo.

Amigo lector, tú que estás en una relación de noviazgo, o que aún no tienes pareja, quiero invitarte a adentrarte en la profundidad del amor con la expresión “Te entrego mi cuerpo”. Invitarte a que no te quedes en el escape de tus impulsos, haciendo del otro un objeto que uso porque me conviene y me entrega algo, pero que el día en que no me satisfaga simplemente lo dejo, consiguiendo a otro u otra; dejándonos llevar por una cultura de amor desechable, donde “cada uno usa y tira, gasta y rompe, aprovecha y estruja mientras sirva. Después, ¡adiós!” (AL, 39).

En 2006 Jean Vanier, filósofo y teólogo católico, precisó en una conferencia en la iglesia de San Joaquín en Roma, que <<Amar a alguien es revelarle su belleza>>, pero desafortunadamente, el mundo ha desdibujado el significado del amor, resumiéndolo a la revelación y reafirmación de la belleza del cuerpo, haciendo así que las personas se entreguen y se reciban de manera egoísta, para satisfacer un placer y liberar una emoción, pero no desde la espera de realizar una entrega total. 

Amar es gozar de que el otro exista, y querer que exista cada vez más (Antuan Furnell), y para ello nosotros debemos entregarnos a los demás. Esta entrega la vemos en el diario vivir en los padres que angustiados salen a trabajar para educar en el amor a sus hijos; en los maestros que se valen de todos los medios y herramientas para enseñar a sus estudiantes, ahora con un grado de dificultad mayor desde la virtualidad; en el buen corazón de quienes a través de ayudas dan alimento a las personas más necesitadas; y así un sin número de ejemplos que nos muestran la entrega del cuerpo. 

Pues bien, Jesús ha enseñado en plenitud el Amor, y en esta fiesta de Corpus Christi, que se aproxima en nuestra iglesia, podemos ver todo el amor de Dios hacia nosotros, y su invitación a que amemos como lo hace Él, quien se quedó para siempre con nosotros en la Eucaristía, donándose por entero. Por eso, de Él, quien es el mejor maestro se puede aprender a vivir ese amor en plenitud, un amor libre, total, fiel y fecundo

Amor libre

Jesús nos enseña lo que es el amor Libre, pues Él da su vida, nadie se la quita (Jn 10, 18). Da su vida hasta el extremo y en cada Eucaristía vivimos la actualización de su entrega cuando escuchamos al sacerdote decir: “Este es mi cuerpo”. Tú también estás llamado a un amor libre; libre de apegos, egoísmos, y vicios (Ver la entrada Del Apego a la Libertad); un amor que te haga ser lo que eres según tu esencia, un amor que es libre de expresarse. Recuerda, tú eliges libremente a quién amar, y este amor te debe llevar a dar la vida por la otra persona.

Amor total   

“Nadie tiene mayor amor que el que da la su vida por sus amigos” (Jn 15, 13), (Ver la entrada de Dar la vida por los amigos) y cada vez que contemplamos la muerte de nuestro Señor Jesucristo, vemos la entrega de ese amor total, que entrega todo, que ama al cien, que no se queda con nada, y da todo su cuerpo. Ese mismo cuerpo que es su carne se nos da en cada Eucaristía vivida, y nos enseña que el amor consiste en no ser egoísta, en saber esperar, y no correr a entregar el cuerpo en un acto sexual fuera del matrimonio donde sólo se busca placer por placer, y no por entrega total. Cuando dos recién casados viven el acto sexual, el matrimonio es consumado por la entrega y recepción total y reciproca de sus cuerpos que hacen visible lo invisible; esto fue lo que hizo por nosotros nuestro Señor en la cruz, no por nada, llegado el momento expresó “Todo está consumado” (Jn 19, 30)

Amor fiel 

Jesús permaneció fiel al amor por ti y por mí, aún a pesar de su momento de agonía, permaneció fiel cuando le dijo a su Padre que se hiciera su voluntad (Mt 26, 39). Y es que Jesús te ha amado con un amor fiel; así mismo te invita para que tú también seas fiel con esa pareja y con los amigos que te llevan a Dios, recordando que la fidelidad no es momentánea, es en todo momento. 

Amor fecundo

Finalmente, el amor da vida, “que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna” (Jn 6, 40b). Por eso, el amor debe ser un amor fecundo, un amor que da frutos. En el matrimonio, la fecundidad vista en los hijos, en los noviazgos, en la vida y la complicidad que irradian a los demás jóvenes para vivir un amor en Cristo, y en las amistades que dan vida esperanzadora, que todo puede ser mejor si amas al hermano con intensidad. Una fecundidad ampliada, traducida en miles de maneras que tenemos de hacer presente el amor de Dios en nuestra sociedad (AL, 184).

De esta manera la celebración del Corpus Christi nos enseña a amar de verdad, a entregar el cuerpo como debe ser, en el momento correcto, en un amor en plenitud. Ahora es tu momento de decidir: ¿Cómo entregas tu cuerpo?

Fuentes: 

https://es.zenit.org/articles/el-pobre-nos-transforma-y-nos-cura-recuerda-jean-vanier-fundador-de-la-comunidad-del-arca/

Papa Francisco (2016). Amoris Laetitia: sobre el amor en la Familiahttp://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia.html